30.9.05

La verdad sobre el incendio del Reichstag

No cabe duda de que desde el 11-S ha aumentado el acto en actos patrocinados por el Estado. Preferiría invertir mi tiempo en otras cosas. Ninguno de nosotros quiere perder su tiempo con el elemento criminal, demencial, en la sociedad. Toda decisión de ignorar su actuación, sin embargo, es peligrosa, como cuando se deja que trapos secos se acumulen en una habitación donde hay una pérdida de aceite.

El mejor enfoque es minimizar el riesgo y protegerse contra la amenaza de incendio. Cualquiera persona sensata se tomaría el tiempo necesario para proteger los trapos, aunque sea una tarea desagradable. Que un imbécil deje las cosas para más tarde, y los resultados pueden ser fatales. Por extraño que parezca, ha habido imbéciles semejantes en este mundo, tiene que haber de todas clases para producir el tipo de acontecimientos que se nos hace sufrir.

Si, por ejemplo, no hubiera sólo trapos secos y aceite juntos en el mismo espacio, sino un pirómano que anda por allí, tendría que haber un imbécil perfecto para que ignore las posibilidades. Imbéciles semejantes han jugado un papel muy importante en este escenario conocido como el Planeta Tierra, y lamentablemente han tenido algunos de los roles principales.

Tomemos, por ejemplo el Tercer Reich. Cuando un joven huyó de Austria para escapar del servicio militar, fue a Baviera, donde, irónicamente, terminó en el ejército. En esa institución encontró su lugar como sirviendo te a los oficiales, un trabajo que realizó a la perfección. Tan bien, en realidad, que le ofrecieron un ascenso al rango de sargento. Como esto significaba que lo mandarían al frente, prefirió seguir siendo cabo; lo que, de por sí, tampoco le garantizó una seguridad total. A veces, cuando los combates se acercaban, el servil cabo se enfermaba, ahorrándose así la desagradable necesidad de tener que enfrentar al enemigo.

Años después, se convirtió en un criminal en Alemania, lo enviaron a una penitenciaria por haber causado problemas. Allí escribió un montón de estupideces sobre sí mismos, y sus fanáticos partidarios, a fin de popularizarlo, inventaron la historia de que había combatido realmente en el frente. En este cuento, el joven cabo no sólo combatió, sino que se infiltró detrás de las líneas enemigas y por sí solo obligó a una docena de soldados franceses a someterse. Al llevarlos de vuelta a las líneas alemanas, se convirtió supuestamente en un héroe, y le otorgaron la Cruz de Hierro.

El problema con el cuento es que nunca ocurrió. Los oficiales que conocieron al hombre en sus días de soldados se rieron. La gente sensata podría haber escuchado en ese preciso momento la voz de sus mayores, de soldados más experimentados, pero no, les habían hecho tragar una fantasía, y querían creerla. En caso de que no lo hicieran, los oficiales que conocían la realidad fueron asesinados para que no hubiera disenso. Obviamente, no apoyaban el plan, así que terminaron como “daño colateral”.

Una vez que se salió con la suya, el cabo cobarde contó más y más mentiras, y al hacerlo, lo adoraron literalmente. Tanto que cuando su partido incendió el edificio del Reichstag [parlamento alemán, N. del T.] en la noche del 27 de febrero de 1933, nadie cuestionó las mentiras difundidas por su partido. Sin oposición, Adolf Hitler y sus idiotas se apoderaron de Alemania, la secuestraron, la azotaron y la violaron hasta la muerte. Los imbéciles estaban de moda, y no un sabio cuestionamiento de la historia del incendio del Reichstag. En realidad, muchísima gente fue detenida esa misma noche, incluso antes de que se despejara el humo. Entre ellos se encontraba Hans Litten, abogado por los derechos cívicos que era odiado por el cabo ascendido. Litten había colocado a Hitler en el estrado como testigo en 1937 y había denunciado la ideología del partido nazi en un famoso caso. Litten, como fiscal público, pudo enviar a la cárcel a una serie de peligrosos criminales. Hitler no lo olvidó.

Litten pasó el resto de su vida en cárceles y campos de concentración, y terminó en el infame Dachau. Su voluntad resistió la prueba, y fue una espina clavada en el cuerpo de los dementes derechistas. No sólo él, su madre Irmgard Litten, también fue una espina. Incansablemente presentó peticiones a favor de su hijo, y en un punto logró la atención de la mujer de Hermann Goering, que trató sin éxito de ayudar a Litten. Algunos incluso trataron de interceder ante el propio Hitler. El caso de Litten fue un escándalo internacional, y atrajo atención a las atrocidades cometidas en las cárceles nazis, donde muchos fueron internados durante años sin juicio. Los británicos simpatizaban especialmente con la tragedia, y Lord Allen de Hartwood escribió una petición a Ribbentrop, el ministro de exteriores alemán, para solicitar su liberación.

Cuando Litten terminó por morir, torturado y enfermo, su madre tomó una acción final: escribió un libro intitulado “Una madre lucha contra Hitler”, un editor francés lo hizo imprimir en 1939, sólo para que los nazis lo quemaran. Los británicos continuaron preocupándose por los abusos de los derechos humanos cometidos por sus “primos” y así hicieron que se escuchara la historia de la madre: la traducción inglesa apareció en 1940, y fue reeditada algunas veces por la demanda.

La historia de la madre hizo mucho por despertar a los británicos a lo que estaba sucediendo. En ella, hace notas exactas sobre numerosas personalidades nazis, dando al mundo una información exclusiva muy necesaria. Una cosa que señaló fue que Goering había sido responsable por el incendio del Reichstag (p. 112, 1ª edición inglesa)

No fue la primera vez que se hizo esa afirmación. Ya fue hecha en realidad en 1933, cuando los alemanes que comprendieron lo que estaba sucediendo huyeron a Suiza e informaron a Willi Münzenberg, que compiló el Libro Marrón sobre el Incendio del Reichstag y el Terror de Hitler. Al mismo tiempo, la Comisión Legal del Comité Internacional de Investigación llegó a opinión de que había sido crimen desde adentro.

Esta realidad fue ignorada por la población en general; sólo cuando el mundo estuvo en llamas, comprendieron que algo andaba mal. El hecho de que el incendio del Reichstag fue un crimen desde adentro fue comprendido demasiado tarde, pero, por embarazoso que haya sido, siguió habiendo idiotas que trataron de revisar la historia y negarla. En los años sesenta, Fritz Tobias, un oficial de inteligencia trató de culpar a Marinus van der Lubbe, tal como lo hicieron los nazis en los años treinta.

La revisión de la historia de Tobias podría seguir vigente, si no fuera por los hechos. Para los que se interesen por esos hechos, pueden encontrarse en un libro bastante reciente intitulado “Der Reichstagbrand: Wie Geschichte gemacht wird”. Esta obra, publicada irónicamente en 2001, poco antes del 11-S, aclara las cosas. En ella, Alexander Bahar y Wilfried Kugel muestran que no sólo hubo una falta de evidencia para substanciar las afirmaciones nazis de que van der Lubbe y los Comunistas realizaron el incendio, sino que muestran concluyentemente que fue, como nos dijo la Sra. Litten en 1939, Goering el que fue el responsable; o una de las personas responsables. Nos dan antecedentes precisos sobre el testimonio de un nazi llamado Adolf Rall, cuyo testimonio en 1933 dio al mundo una idea de primera mano de los momentos antes del evento. Rall había declarado que él vio personalmente a miembros de su unidad de la SA que llevaban líquidos explosivos al edificio en los pasajes subterráneos que conectaban el edificio del Reichstag con los departamentos gubernamentales en los que vivía Goering.

Los testimonios del Juicio de Crímenes de Guerra de Nuremberg en 1946 confirmaron esto, y mencionan a otro importante nazi, Josef Goebbels, como el principal arquitecto del crimen. Hans Bernd Gisevius, que trabajó como abogado para la policía política en 1933, declaró ante el tribunal:

Fue Goebbels el que tuvo primero la idea de incendiar el Reichstag. Goebbels lo discutió con el líder de la brigada de la SA en Berlín, Karl Ernst, e hizo sugerencias detalladas sobre cómo proceder para provocar el incendio. Se seleccionó una cierta tintura conocida por todo pirotécnico. Es pulverizada sobre un objeto y luego se inflama después de un cierto tiempo, horas o minutos. Para entrar el edificio del Reichstag, necesitaban el pasaje que lleva del palacio del presidente del Reichstag al edificio de este último. Se formó una unidad de diez hombres de confianza de la SA y entonces se informó a Goering de todos los detalles del plan, de manera que no estuvo, por coincidencia, presentando un discurso electoral la noche del incendio, sino permaneció en su escritorio en el Ministerio del Interior a hora tan tardía… Desde el inicio la intención fue echar la culpa por el crimen a los comunistas y se instruyó correspondientemente a los diez hombres de la SA que realizarían el crimen.

Esos diez hombres fueron posteriormente asesinados para asegurar que se mantuviera silencio, en el putsch de Röhm del 30 de junio de 1934, con la excepción de su jefe, Hans Georg Gewehr.

Nadie quería que alguien pusiera en duda a Hitler y su ‘patriotismo’. Se aprobaron leyes que aseguraron que así fuera, con severos castigos por expresar opiniones; definitivamente, los nazis no querían escuchar “infamantes teorías conspirativas”. Cuando los nazis utilizaron otra mentira en 1939 para pretender que el Reich había sido atacado por soldados polacos, el pueblo se la tragó. Pero en esos días, muchos de los que se habían pronunciado en su contra, ya estaban muertos. Los imbéciles ejercían un poder supremo, y la voz ocasional de la razón, como la que provino de la Rosa Blanca en 1943, fue asfixiada. Los estudiantes que formaron esa sociedad y repartieron panfletos diciéndole a la gente que se librara de Hitler o que se expusiera a la vergüenza eterna, fueron ejecutados.

La psicología de ese episodio, y del conjunto del Tercer Reich, podría ser considerada partiendo de las palabras de Cristo a los discípulos cuando les dijo que aquellos que los perseguían pretenderían estar cumpliendo con la voluntad de Dios. Hitler, basó realmente sus ideas en esa misma vena.

En la actualidad, escuchamos los mismos contrasentidos, la misma blasfemia, de otro ex militar que de alguna manera no fue enviado al frente cuando había una guerra. En realidad, el actual idiota ni siquiera cumplió con todo su servicio militar, pero esos archivos desaparecieron misteriosamente del Pentágono, igual que lo que hizo Hitler cuando comenzaron a investigar la historia de su “Cruz de Hierro”.

Pero el imbécil en Washington está perfectamente dispuesto a enviar a otros a la muerte, y a encarcelar a la gente tal como lo hizo Hitler, sin recurso a un abogado y sin acusaciones formales. Un joven que envió a la muerte también tuvo una madre valerosa, y hoy en día, se repite la historia en la forma de Cindy Sheehan: una madre lucha contra Bush. Aunque su hijo, Casey Sheehan, no fue elegido personalmente por Bush por algún acto pasado, murió por Bush… y por Cheney, Rice, Perle, Rumsfeld y muchos otros que ni siquiera se han puesto un uniforme. Idiotas que no fueron a la guerra. Hablando de la historia más reciente, ¿dónde estuvo alguno de ellos cuando el huracán Katrina destruyó las viviendas de un millón de personas? Rice estaba comprando zapatos caros en Nueva York, riendo y pasándolo bien en shows hasta el punto que un ciudadano la recriminó. Cheney estaba haciendo pesca con mosca mientras las aguas ahogaban a los coontribuyentes que pagan su salario.

Menos mal, entonces, que Sheehan no haya perdonado a este demente y su cohorte. Podrán hacer caso omiso de ella como Goering, Ribbentrop e Hitler hicieron con Irmgard Litten en los años treinta, pero no escaparán.

¿Cómo se irán, y cuándo se irán? El Tercer Reich estuvo doce años en el poder; ¿estamos condenados a aguantar siete años más de estupideces de esta pandilla? ¿Terminaremos también en la pobreza y la aniquilación antes de que despertemos de la estupidez de dejar que los trapos se mojen en aceite?

Ojalá no sea así: pero si no, tendremos que dejar de escuchar a los guardabarreras y a la prensa prostituida que trata de ignorar los hechos. Los flojos entre nosotros que se ganan fácilmente la vida transmitiendo anuncios oficiales del Pentágono no pueden correr simplemente un velo sobre el calentamiento global, el 11-S, las cartas con ántrax, y otros temas. Ellos, como los periodistas que encubrían a los nazis, son imbéciles. Es cierto, gozan actualmente de una remuneración y de un cierto respeto por sus opiniones, pero las opiniones se marchitan a la luz de los hechos.

Los hechos nos liberarán; nos liberarán para que desarrollemos energía, libres para que implementemos procedimientos de administración de emergencias adecuados y libres para arrestar a personas como Robert MacNamara que ayudó a algunos locos en EE.UU. para que se les ocurriera su propio incendio del Reichstag a comienzos de los años sesenta: la Operación Northwoods, el plan de utilizar el falso secuestro de aviones civiles de EE.UU. y otros actos de terror patrocinado por el Estado para causar un golpe derechista en EE.UU. era tan morboso que tuvo que ser ocultado a la vista durante cuarenta años; cuando la mayor parte de los perpetradores habían muerto. MacNamara sigue en vida, y es un milagro que no haya sido arrestado. Su presencia es tolerada fácilmente por los imbéciles que no se preocupan por el pirómano que está cerca de los trapos secos. Ellos, como él, y como los nazis que fueron engañados, o más bien prefirieron cerrar los ojos ante la verdad sobre Goering, merecen que los azoten. Que los cuerdos e inteligentes hagan su labor.

De otra manera, tendremos más falsas operaciones terroristas, realizados por elementos delincuentes del gobierno que ganan dinero vendiéndonos armas y artefactos de seguridad. No necesitamos un mundo repleto de bombas de fragmentación y microchips, que EE.UU. desarrolla para insertarlos bajo la piel de la gente. A uno de sus jefes de policía Jack Schmidig, de Bergen County, Nueva Jersey, le colocaron recientemente un chip y afirmó que todos los estadounidenses lo necesitarían para comprar o vender. Y sí, contiene un código 666. Un paso más allá de los nazis, que sólo hacían tatuajes con su número de identidad a los prisioneros.

Bienvenidos al Kampo Amerika. Solía haber una Constitución y algunos derechos básicos; ahora, cállate y deja que FEMA decida sobre tu vida, deja que el gobierno tome tu propiedad, deja que la policía te ponga un chip bajo la piel. Y no te atrevas a preguntar quién cometió realmente el 11-S. Es un gran no-no, incluso si estuviste allí ese día y sabes lo que sucedió en realidad. William Rodríguez, que proclamado héroe nacional por su sentido común y su valentía en ese día, pasó años diciéndole al Congreso lo que realmente ocurrió, confiando al principio en que escucharían. Sólo después de ver de primera mano el encubrimiento conocido como la Comisión 11-S, se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Ahora expresa su opinión. ¿Pero le escucharán?

Por cierto lo posaron bien en los años treinta. Y los que lo hicieron son culpables de pecados: si no de comisión, pero sí de omisión. Es verdad, muchos eran miembros destacados de la comunidad, algunos eran clérigos, otros eran obispos; pero sus posiciones, sus sacerdocios, sus obispados, fueron en vano, porque no protestaron. Prefirieron la comodidad. No fueron “teóricos de la conspiración”. Fueron imbéciles.

Los imbéciles siguen ocupando el escenario. Los imbéciles no dicen que consumamos más petróleo, los imbéciles nos exhortan a enviar a nuestros hijos a la muerte, los imbéciles entrenan a nuestras hijas para que cometan actos indecentes bajo la cobertura de un campo de prisioneros. Los imbéciles creen de verdad que un avión dio en el Pentágono, la prensa importante se los dijo, y creen cada palabra en la prensa importante, incluso si la prensa importante es de propiedad de gente como Sun Myung Moon (Washington Times), Conrad Black (Telegraph), o descendientes del ardiente partidario de los nazis, el vizconde Rothermere (Daily Mail). Ni hablar de docenas de otros periódicos y fuentes noticiosas que tienen a mentirosos, pedófilos y belicistas en sus filas. Si alguna falsedad lleva la marca de semejantes autoridades, los imbéciles la creen. No la cuestionan, la intuición yace muerta en sus almas. Los hechos son ignorados, no interesa el testimonio presencial. Esperan que un Moon o un Rothermere les digan qué creer, igual que los nazis permitieron que Hitler castrara la prensa y luego le creyeron al toro mutilado.

Litten, en su libro, menciona días en los que algunos alemanes de buena voluntad realmente creyeron la propaganda, y provoca lágrimas en los ojos y risa en los labios. Una joven guardia que era en realidad una joven muy gentil, y que se esforzó por escoltarla a Dachau y por lograr que pasara más tiempo con su hijo en aquel entonces moribundo, le dijo con toda simplicidad que Dachau era un buen sitio, que un profesor al que le habían ofrecido un buen trabajo en ultramar, lo había rechazado porque se sentía tan bien en el campo de concentración, que no podía abandonarlo. Frau Litten lo sabía mejor, ya que conocía el caso del profesor en cuestión. Sin duda, la joven nazi había leído esa historia increíble en algún periódico. Hay muchos periodistas en la actualidad que podrían haber escrito esa historia. Una conversación personal que tuve con una terminó cuando me gritó que los estadounidenses deberían atacar con armas nucleares al mundo árabe y entregar su petróleo a Israel. Por desgracia, escribe para el Independent y The Times, así que igual podría estar contándonos lo bien que lo están pasando los prisioneros en el Campo Rayos X y que desean quedarse lo más posible. Lo que podría ser bastante largo, en realidad, ya ha sido demasiado largo. ¿Por qué no los acusan de algo o los liberan?

Porque demasiada gente, un montón de ellos gente respetable, es demasiado cómoda. Pero esa comodidad es sólo pasajera. El volcán entra en erupción, la tormenta azota la costa. En realidad, esta última metáfora se hace realidad mientras escribo. Y seguirá siendo así, ya que toda esta tontería no pasará sin castigo.

Yo, como muchos alemanes que huyeron de Hitler, escapé de EE.UU. antes de que Bush llegara al poder. Huyeron a otros sitios. Suiza podría haber sido una alternativa adecuada, ya que allí un pariente escribió un análisis de Hitler y sus hombres. Raymond de Saussure, en aquel entonces jefe de la Conferencia Psiquiátrica Europea, vio lo que se venía y dio la voz de alarma. Primero lo consideraron algo excéntrico, pero, a medida que sus notas probaron ser correctas, fue escuchado. El Reino Unido envió sus servicios de inteligencia a Ginebra para sacarlo en caso de que los nazis invadieran, y tomó en cuenta sus notas cuando combatió al Tercer Reich. De Saussure continuó a Nueva York, y tuvo la satisfacción de su vida al vivir la derrota de los nazis. Su sobrino, Victor de Saussure, sin embargo, no tuvo tanta suerte, ya que murió en un campo de concentración, posiblemente por su ascendencia judía en esa rama de la familia.

Como mi pariente, también hice extensivas notas sobre las personalidades involucradas en este último golpe. Retorcidos y morbosos son las mejores palabras para describir a Bush y su pandilla. Ladrones, borrachos, acosadores de niños; cómo llegaron al poder es un cierto misterio. Tal vez sea un error culpar al pueblo estadounidense por elegirlos; en realidad existe toda una evidencia que muestra que precisamente ése no fue el caso. De nuevo, existe un paralelo con el Tercer Reich, que no tuvo una mayoría, pero que, mediante el arresto de miembros de otros partidos, logró lo que no podía conseguir en una elección honesta.

La carga de saber lo que estaba ocurriendo me llevó a escribir un libro en 2003; quién sabe, pueda ser que alguien escuche. El libro trataba especialmente de los hechos que muestran que el 11-S y las amenazas del ántrax fueron crímenes cometidos desde el interior del sistema, pero en él también mencioné lo que ocurriría con EE.UU. Con una clara visión de los eventos, pasados y futuros, fui llevado a escribir que EE.UU. sería como un barco a la deriva entre tormentas hasta que se expulsara a Bush y su calaña, y que el país sería juzgado por Dios y considerado como un ejemplo para todas las naciones por haber utilizado a la iglesia para el abuso de niños (incluyendo actos cometidos por Bush y Cheney), y por su blasfema industria del entretenimiento.

Para algunos, ya es ahora de actuar, sacar esos trapos frívolos, detener a los pirómanos y limpiar la casa de arriba abajo. Significará que hay que tirar por la borda a Bush y sus imbéciles, significará comenzar de nuevo en muchos frentes, significará una genuina investigación del 11-S y de otros actos falsos de terrorismo, y significará un cambio en nuestras fuentes energéticas. Los cómodos podrán oponerse a estas acciones, como lo hicieron en el Tercer Reich. Pero habrá algunos que salgan y se desembaracen de los trapos, porque prefieren que no se queme la casa.

Kenyon Gibson
Traducido por Germán Leyens

17.9.05

The Seattle Times: Chávez consigue aplausos en la ONU luego de abofetear a EE.UU.

Naciones Unidas. The Seattle Times, Kim Gamel).17-9-05.El presidente venezolano Hugo Chávez tomó al presidente Bush como objetivo principal esta semana en la cumbre mundial por lo que hizo en Irak, sin el consenso de la ONU y logró ganar aplausos vehementes por su crítica.

Desde la cumbre de la ONU, sugirió que los EU están planeando invadir su país..



"Nunca existieron armas de destrucción masiva pero Irak fue bombardeado y ocupado, y continua siendo ocupado a pesar de las objeciones de Naciones Unidas, dijo Chávez . Bush alegó que Irak poseía armas de destrucción masiva pero nada se encontró, contradiciendo uno de sus principales argumentos para ir a la guerra.

Es por ello que proponemos a esta Asamblea irse de este país que no es respetuoso de muchas resoluciones de la Organización, dijo Chávez.

Chávez, un aliado cercano del lider cubano Castro, sugirió cambiar de lugar al cuartel general de la ONU hacia una ciudad internacional "Fuera de la soberanía de cualquier estado" y refirió, algunos, han mencionado Jerusalén como una posibilidad.

Pero el jefe venezolano dijo que las nuevas oficinas centrales tienen que estar en el Sur, el asiento de la mayoría de los países en vías de desarrollo.

Bush, que habló en la apertura de la Cumbre el miércoles por la mañana, no estaba en la sala cuando Chávez intervino. A los Jefes del Mundo en la cumbre se les había pedido que hablaran unos cinco minutos pero Chávez superó su tiempo y cuando el diplomático presidiendo la reunión le pasó una nota recordándole haber excedido el tiempo, él lanzo la nota al piso. Dijo si Bush pudo hablar durante 20 minutos, entonces yo también puedo.

Cuando terminó definitivamente, consiguió, según la opinión de los observadores, el aplauso más fuerte de la cumbre.

La relación entre Chávez y los EE.UU. se ha puesto cada vez más tensa, aunque los EE UU sean el máximo comprador de petróleo venezolano.

Chávez ha acusado repetidamente al gobierno de los EE.UU. de apoyar las conspiraciones contra él, y recientemente alegó que EE.UU se prepara para invadir su país . El dijo tener evidencias la ultima noche.

Dijo al "Nightline" de ABC que el plan llamado "Balboa" involucra portaaviones y la aviación. Dijo que los soldados de los EE.UU fueron a la isla de Curacao recientemente, en la costa noroeste de Venezuela, y señaló como "mentira" la explicación oficial de los EE.UU. de que visitaron Curaçao para el descanso y recreación.

El teleevangelista Pat Robertson sugirió recientemente que los EE UU asesinaran a Chávez porque él plantea una amenaza.

Chávez respondió que Robertson había "Expresado claramente el deseo de las elites que gobiernan los EE UU." Robertson se ha disculpado desde entonces.

Los funcionarios de los EE.UU. niegan los reclamos del líder venezolano pero han expresado preocupaciones sobre la salud de la democracia del País bajo Chávez, quién fue elegido por primera vez en 1998 y promete una "revolución" social para la mayoría pobre.

Bush criticó el gobierno de Venezuela más temprano el jueves, diciendo que la nación sudamericana había "fallado evidentemente" para hacer un esfuerzo concertado para bloquear remesas de narcóticos ilícitos a los EE UU y Europa el año pasado.

Venezuela podía haber sido objeto a una cesación de la ayuda de los EE.UU., pero Bush decidió no aplicar la decisión debido a intereses de seguridad nacional .

En principios de agosto, Chávez acusó a la DEA de los EE.UU. de usar sus agentes en Venezuela para el espionaje, y dijo que Venezuela suspendería la cooperación con el organismo. La administración Bush negó el cargo de espionaje.

Chávez, cuyo país es el quinto - exportador de petróleo del mundo - igualmente advirtió que el mundo esta enfrentando una crisis de energía sin precedentes.

Chávez señalo a los EE UU como el país mas derrochador de energía , diciendo que él fue impactado cuando un cuarto de todos los automóviles que contó el jueves por la mañana en las calles de Nueva York tenían solo una persona.

"Eso es una locura, una persona con un automóvil grande .... Es usar la gasolina exageradamente y contaminar la atmósfera", dijo en una conferencia de prensa. "El mundo no puede tolerar este modelo de desarrollo llamado: the American Way of Life".

6.9.05

Ayuda internacional para EEUU



¿Por qué la ONU y los países del mundo tienen que ayudar a un país que gasta 5.600 millones mensuales en invadir Iraq?


Los noticieros de todo el mundo se hacen eco de la decisión del gobierno norteamericano de aceptar ayuda de varios países y de instituciones internacionales para paliar los daños del huracán Katrina. Muchas de estas ayudas son en forma de dinero, dosis de comida militar, petróleo, equipos sanitarios y de campaña. A algunos les parecerá una muestra de solidaridad internacional digna de encomio, pero yo quisiera hacer algunas precisiones sobre algunas de estas ayudas. Todos las prestaciones y ayudas que he citado anteriormente las está gastando EEUU en Iraq. Recordemos que a mantener la ocupación en ese país, Estados Unidos está destinando 5.600 millones de dólares al mes, donde tiene destinados aproximadamente 175.000 soldados. Por el momento, el presidente norteamericano no ha manifestado el mínimo interés en reducir ningún gasto ni presencia militar en ese país.

Así tenemos al gobierno del mísero Afganistán afirmando que está dispuesto a desembolsar cien mil dólares. Si hacemos cuentas, ese dinero se lo gasta Estados Unidos en menos de un minuto en Iraq.

La Unión Europea anunció en Bruselas que Estados Unidos le solicitó oficialmente ayuda de urgencia, consistente en botiquines médicos, agua y 500 mil raciones de alimentos. Es decir, lo que se comen los soldados norteamericanos en Iraq en tres días.

El ministro de Defensa británico, John Reid, anunció que Gran Bretaña enviaría el pasado lunes medio millón de raciones de comida, suficientes cada una para alimentar a una persona durante un día. En otros tres días se lo comen las tropas ocupantes de Iraq.

El embajador de EEUU en Madrid, Eduardo Aguirre, entregó al al ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, una "larga lista" de necesidades que las autoridades norteamericanas precisan para afrontar los efectos del huracán 'Katrina' después de que pidieran el domingo auxilio a la Unión Europea. "Hemos presentado al Ministerio una larga lista de cosas que son importantes. Parte de ella es el petróleo, parte de ella son las comidas de tipo militar que no se echan a perder, baterías y equipos médicos", enumeró brevemente el embajador en una comparecencia de prensa conjunta con Moratinos al término de su reunión en la sede de Exteriores. El ministro debería decirle al embajador que de todo eso, donde hay mucho, es en sus campamentos militares en Iraq y que si España tiene esos materiales es porque no tiene tropas a las que mantener en el país invadido. Y más tendría si España no hubiese mandado otras a Afganistán.

Por otro lado, Cuba ofreció personal sanitario y medicamentos, oferta a la que el gobierno norteamericano no había respondido después de 48 horas, y Venezuela abastecerá un millón de barriles de gasolina. Supongo que en Iraq no estará gastando Estados Unidos mucho dinero en gasolina, la roba allí mismo.

El gobierno francés puso a disposición un conjunto de materiales como carpas, tiendas de campaña, botiquines de cocina y camas plegables. De todo eso, seguro que hay mucho en los campamentos militares de Iraq, probablemente más que en toda Francia.

Suiza anunció haber recibido una petición de ayuda de Estados Unidos, y Noruega indicó que ofreció 1’6 millones de dólares. Ese dinero es el que se gasta EEUU en su ocupación iraquí en diez minutos aproximadamente.

Israel anunció que una misión encargada de evaluar la asistencia partirá a Estados Unidos. Varias petromonarquías (Emiratos Arabes Unidos, Kuwait y Qatar) también expresaron su voluntad de participar.

Cuentas similares podríamos hacer con Corea del Sur, que ha prometido 30 millones de dólares, y Canadá que enviará miles de camas plegables, mantas, guantes para cirugía y todo tipo de material médico.

Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo donde la mitad de sus 140 millones de habitantes vive con menos de un dólar diario, donará un millón de dólares.

Los países del Golfo Pérsico aportarán un cuarto de millón de dólares para los niños afectados por el huracán. Según informó el príncipe de la corona saudí, Talal Bin Abdelasis, el dinero fue sacado de un programa con que cuentan los estados del Golfo para apoyar a las organizaciones para el desarrollo de Naciones Unidas. Es decir, del presupuesto para alimentar zonas empobrecidas de Africa saldrá el dinero para atender las peticiones del gobierno que, recordemos, gasta 5.600 millones en Iraq.

Hasta hoy sabíamos que EEUU era uno de los países que menos dinero dedicaba a cooperación al desarrollo, el que debía más dinero a las agencias internacionales humanitarias, el que esquilmaba los recursos de la mayoría de los países del mundo. Lo que no sabíamos es que iba a pasar la bandeja a todos los gobernantes amigos para que le dieran el dinero que tenían destinado a los países en desarrollo. Las inundaciones no deberían despertar una solidaridad mal entendida. Hay países, al igual que personas, que no disponen de recursos para afrontar un imprevisto y es bueno que provoquen la solidaridad internacional, pero en otras ocasiones, y esta es una de ellas, sí disponen de esos recursos pero no quieren desviarlos para atender esas necesidades. Estados Unidos es un país que factura todos los años 12.400 millones de dólares vendiendo armas, que mantiene bases militares en gran parte del mundo con un notable gasto y que su gobierno no desea recaudar impuestos a las grandes fortunas. ¿Por qué un europeo, un kuwaití, un coreano, un canadiense o un venezolano deben aportar fondos al gobierno norteamericano para afrontar la catástrofe del Katrina si éste no está dispuesto a hacerlo con los recursos que destina a invadir Iraq o que no exige fiscalmente a los grandes millonarios y corporaciones empresariales? ¿Por qué ha de ser ese dinero de la ayuda internacional el que se utilice para atender a las víctimas en lugar del procedente de las grandes aseguradoras que seguro recibirán sustanciosas ayudas públicas como sucedió el 11-S? ¿Por qué el miserable habitante de una chabola ha de ayudar económicamente al millonario cuando se le inunda el jacuzzi y no quiere pagar un fontanero ni recurrir al dinero que dispone para viajes de vacaciones y fiestas de cumpleaños?

Tengo una propuesta que seguro es más barata. Como Iraq está más cerca de Europa y de los países del Golfo que Estados Unidos, le podríamos sugerir a Bush que no les envíe las raciones de comida, dotación sanitaria y de campaña a los soldados ocupantes y lo reserve para Nueva Orleans. Nosotros europeos y sus amigas petromonarquías del Golfo se los mantendremos bien alimentados, asistidos y acomodados.

Autor: Pascual Serrano

5.9.05

Estados Unidos de la Vergüenza








Las estupideces ocurren.

Pero cuando combinas un gobierno limitado con un gobierno incompetente, entonces las estupideces son letales.

Los Estados Unidos se encuentran inmersos una vez más en un nido de serpientes producto de la anarquía, la muerte, el saqueo, la violación, las bandas indeseables, el sufrimiento de seres inocentes, las estructuras destruidas, una fuerza policial hecha polvo, un número insuficiente de tropas y la planificación de un gobierno criminalmente negligente. Pero esta vez esto ocurre en América.

Bush recondujo su carrito de presupuesto recortado hacia los diques; con todo ello, todavía no lo secó. Adiós, Adiós, vidas estadounidenses. "No creo que alguien haya previsto el rompimiento de los diques", dijo en una declaración a Diane Sawyer.

Con su camisa arremangada, Bush aterrizó finalmente en el Infierno ayer soltando su sonrisita de sus días de borracheras en la "gran ciudad" de N'Awlins. Se le! veía claramente consternado. "Ustedes saben, voy a sobrevolar la zona en unos minutos", dijo en la pista aérea del aeropuerto internacional de Nueva Orleáns, y agregó "pero quiero que ustedes sepan que no voy a olvidar lo que he visto". Fuera de los lentes de las cámaras y eludido por el propio Bush, se encontraba un convoy de miles de personas enfermas y en grave estado de salud. Algunos yacían tumbados en el piso o amontonados en las cintas de los equipajes en una improvisada unidad M*A*S*H dentro del terminal.

¿Por qué este presidente con su estilo único de "poder hacer" siempre incurre en excusas tan estúpidas como la de "¿quién lo hubiera podido saber"?

¿Quién en este planeta pudo haber sabido que Osama ben Laden deseaba atacarnos con aviones estrellándolos contra edificios? Cualquier funcionario preocupado en descifrar y leer los informes de inteligencia antes del 11 de septiembre.

¿Quién en este planeta pudo haber sabido que la invasión estadounidense! en Iraq desataría una brutal insurgencia, el reestablecimiento del terrorismo y la posibilidad de una guerra civil? Cualquier oficial preocupado en leer los informes de la CIA previos a la guerra.

¿Quién en este planeta pudo haber sabido que los diques de contención de Nueva Orleáns presentaban un alto riesgo en caso de presentarse un huracán de grandes proporciones? Cualquier persona preocupada por leer las infinitas advertencias que se dieron durante años sobre la enorme y tranquila pecera que luego no resultó para nada tranquila.
En junio de 2004, Walter Maestri, jefe del servicio de emergencias de la Parroquia Jefferson, declaró de forma inquietante: "Tal parece que el dinero del presupuesto del presidente ha sido desviado para manejo de la seguridad nacional y la guerra en Irak; supongo que ese es el precio que debemos pagar. Nadie de esta región se siente complacido de saber que los diques no se hayan terminado de construir y estamos haciendo todo lo que esté a ! nuestro alcance para convencer que éste es un asunto de seguridad para nosotros".

No sólo fue el dinero mermado por la locura de Bush en Irak, sino que el 30 por ciento de los hombres de la Guarda Nacional y cerca de la mitad de los equipos se encuentran en Irak.

Ron Fournier, de la Associated Press informó que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército pidió el año pasado 105 millones de dólares para enfrentar planes de contingencia ante huracanes e inundaciones en Nueva Orleáns. La Casa Blanca se lo redujo a cerca de 40 millones. Pero el Presidente Bush y el Congreso aceptaron una cuenta inflada de 286,4 millardos de dólares por 6.000 proyectos domésticos entre los cuales se incluyó un puente de 231 millones en una pequeña e inhabitada isla de Alaska.

Apenas el año pasado, los funcionarios de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias realizaron prácticas de simulación para responder ante un gran huracán que causara inundaciones y dejara inmovilizados los res! identes de Nueva Orleáns. Imagínense la triste respuesta del FEMA ante el Katrina si ellos no hubieran estado preparados.

Michael Brown, el imbécil que se encuentra al frente de FEMA -un trabajo para el cual él se entrenó cuando administró una cosa llamada Asociación Internacional de Caballos Árabes- admitió que no supo sino hasta el jueves que había 15 mil personas desesperadas, deshidratas, hambrientas, enfurecidas y muriendo, víctimas del Katrina en el Centro de Convenciones de Nueva Orleáns.

¿Fue despedido de inmediato? No, nuestro sordo presidente lo aclamó ayer en Mobile, Alabama: "Brownie, estás haciendo un gran trabajo".

Una cosa sería que al presidente y a su estrecho círculo de colaboradores (Dick Cheney estaba de vacaciones en Wyoming; Condi Rice, comprando zapatos en las tiendas Ferragamo de la Quinta Avenida y asistiendo al "Spamalot" antes de que verse acosada por los reporteros en su viaje de regreso a Washington, y Andy Card se encontraba en el ! Maine) les faltara empatía pero pudieron tener hecho el trabajo. Sin embargo, esta es una escalofriante falta de empatía combinada con una enorme ineficiencia que podría hacer implosionar a este gobierno.

Cuando ambos, tanto el presidente como el vicepresidente lanzaron sus dardos a nuestros aliados y a nuestro respeto por las leyes internacionales tan sólo por proseguir en una guerra basada en mentiras, cuando sancionaron las torturas, le dieron una estocada a la fe del resto del mundo sobre los ideales estadounidenses.

Cuando se hicieron los sordos por tanto tiempo ante la terrible miseria y los gritos de ayuda que lanzaban las víctimas en Nueva Orleáns - la mayoría de ellos pobres y de raza negra, como aquellos dejados ayer en la parte de atrás de la línea de evacuación mientras 700 huéspedes y empleados del Hotel Hyatt eran llevados en autobús de primero- le dieron una estocada a la fe de todos los estadounidense en los ideales norteamericanos. Y nos produjo vergüenza.

¿Quiénes somos si no podemos cuidar de nosotros mismos?

Fuente:
Maureen Dowd. The New York Times
Publicado el Lunes, 05/09/05

4.9.05

Bush es acusado de racismo por manejo de emergencia dejada por Katrina


Washington. Celebridades, políticos y sobrevivientes de la catástrofe provocada por el huracán Katrina criticaron al gobierno de George W. Bush por no haber actuado con la celeridad necesaria para socorrer a los damnificados, acusándolo de indiferencia o negligencia hacia una población mayoritariamente pobre y negra.
Las acusaciones de racismo se unieron a una letanía de quejas de que el Gobierno Federal había hecho demasiado poco demasiado tarde para salvar a Nueva Orleans de las inundaciones, la muerte y la anarquía en que quedó sumida tras el paso de Katrina el pasado lunes, señaló AFP.

"¿Quiere saber por qué todas estas personas negras están atrapadas allá muriendo?", dijo Yvette Brown, una refugiada afroestadounidense. "Si fueran blancos, estarían mandando una legión de helicópteros, aviones y barcos".
El rapero negro Kanye West tampoco ocultó su ira el pasado viernes.

"A George W. Bush no le importan los negros", expresó West durante un concierto de solidaridad con las víctimas del huracán Katrina. "Odio la manera en que nos presentan los medios", agregó.

"Se muestra una familia negra y se dice están robando y se ve una familia blanca y dice buscan alimentos. Y ustedes saben, tardó cinco días (en llegar la ayuda federal) porque la mayoría son negros", acusó, antes de lanzar un vehemente llamado a la solidaridad.

Antes de que las aguas crecidas desbordaran los diques que protegían a Nueva Orleans el pasado martes, la ciudad tenía una de las mayores _y más pobres_ poblaciones negras de Estados Unidos.

Según el último censo, 67,3% de la población de la ciudad es negra y 30% de las personas viven bajo la línea de pobreza, contra 13% y 12,7% a nivel nacional, respectivamente.

Craig Colten, profesor de Geografía en la Universidad estatal de Louisiana en Baton Rouge, dijo que el impacto de las inundaciones siempre iba a golpear más a los negros y a los pobres.

"En Nueva Orleans, los que tienen poder y dinero compran casas en las zonas altas", dijo.

Pero cerca de la calle del canal 17, donde se rompió un dique de contención de aguas, la población es mayoritariamente blanca. "Hubo graves daños en barrios blancos y negros", agregó.

Barack Obama, un senador negro de ascendencia en el Partido Demócrata, indicó que la pobreza es ciertamente un tema, no necesariamente la raza.

"En las catástrofes, en este país como en otro lugar, son siempre los pobres y los más vulnerables quienes resultan más golpeados", declaró en Chicago.

El polémico documentalista Michael Moore tampoco se calló la boca. En una carta al mandatario, el autor de Fahrenheit 9/11 ironizó sobre lo ocurrido.

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Ansiedad en la Casa Blanca ante crisis por Katrina, segun The New York Times

Washington, 4 sep. La tragedia generada por la catástrofe del huracán Katrina generó ansiedad en la Casa Blanca, por la lluvia de críticas ante su respuesta tardía para hacer frente al meteoro, destaca hoy el diario The New York Times.

Según el influyente rotativo, la demorada reacción del presidente George W. Bush y la mansión ejecutiva ante el dantesco escenario en los territorios devastados podrían devenir una de las peores crisis políticas de la actual Administración.

De acuerdo con el Times, por ello el gobernante "corrió el sábado para asumir el mando de una situación que los propios republicanos dijeron que amenazaba la agenda de segundo término del señor Bush".

La víspera, en lugar de difundir su tradicional mensaje de radio sabatino, el Presidente apareció en los jardines de la mansión ejecutiva con un mensaje a la nación, en el cual admitió que muchos ciudadanos no han recibido aún la ayuda necesaria para sobrevivir, tras ver arrasados sus hogares y carentes de agua y alimentos.

Bush empleó un "tono más oscuro que el de su discurso del viernes durante la gira por las zonas de desastre, cuando habló incluso en broma en el aeropuerto de Nueva Orleans sobre los días de su juventud que pasó en Houston", señala el periódico.

El diario comenta que la conducta del mandatario fue muy similar a la de sus lúgubres intervenciones luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Analistas y miembros del Partido Republicano citados por el matutino aseguran que el discurso del sábado fue una respuesta de la Casa Blanca a la crisis en Nueva Orleans, ya que la lentitud e ineficacia del ejecutivo ante la tragedia podría minar la autoridad de Bush.

La víspera, medios de prensa estadounidenses arremetieron contra el gobierno por su tardía respuesta y falta de previsión ante el huracán en el sur del país.

En un editorial titulado El ataque de Katrina en Washington, el periódico The New York Times se preguntó "cómo si el Departamento de Seguridad Nacional se prepara tan mal para un desastre natural, que se veía venir, podría hacer frente a otros tipos de crisis".

Asimismo, cuestionó si la invasión y ocupación de Iraq agotó muchos de los recursos que Estados Unidos necesita para responder a una catástrofe, y si la Guardia Nacional está lista para ocuparse de contingencias aún mayores, como un ataque biológico o nuclear.

Por su parte, The Washington Post en su editorial insistió en la ausencia de una respuesta rápida de la Guardia Nacional de Louisiana, ya que muchos de sus efectivos están desplegados en Iraq por orden del presidente Bush.

Además, destacó el fracaso de la Administración republicana en la adopción de medidas para proteger las zonas bajas de los estados del Golfo de México, en particular la ciudad de Nueva Orleans.

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